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Mitología Social.

Algunas cosas no deben ser como nos las contaron.

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Etiqueta: Escuchar

El mal pagado arte de ser escuchado.

diciembre 22, 2016diciembre 22, 2016Deja un comentario

Como psicóloga sé que muchas personas evitan la terapia porque no ven el valor en sentarse a hablar frente a alguien que dice muy poco o a veces nada. Ciertamente, cuando tenemos un problema y buscamos ayuda, quisiéramos alguien que lo solucione por nosotros o bien, alguien con las instrucciones de cómo hacerlo nosotros mismos. Si bien no todas las terapias psicológicas son iguales, en ellas el objetivo es ayudar a la persona a resolver los conflictos y para ello, es indispensable escuchar y ser escuchado. La mayor parte de las situaciones se empiezan a resolver cuando se verbalizan o cuando se analizan en voz alta, sin embargo, mucha gente menosprecia el valor de ser escuchado por la simple y sencilla razón de que todos nos escuchamos todo el tiempo; en ese entendido, pagar una consulta de 50 minutos para “platicar” parece inútil, eso mismo puede uno hacerlo gratis con los cuates o las amigas.

Saber escuchar va mucho más allá de la capacidad auditiva del interlocutor; en la mayor parte de los casos se necesita responder algo y de preferencia algo útil. He ahí la dificultad y el origen de diversos problemas sociales. Una de las mayores quejas de las personas es no sentirse escuchadas o comprendidas, esto lo vemos entre padres, hijos, hermanos, amigos, parejas, alumnos, maestros, jefes, empleados, etc., por eso nos encontramos platicando con el taxista o con cualquier extraño a la primera provocación.

Responder puede ser muy complejo, las emociones corren en ambos lados del diálogo y salir raspado es más factible que salir avante.

Algo importante a considerar al momento de responder es que en muchas situaciones no es necesario decir nada, haber escuchado con atención y respeto es suficiente. Otro elemento a considerar se relaciona con la pertinencia del comentario, esto lo digo debido a la gran cantidad de respuestas inapropiadas que se dan sólo por no quedarse callado, y es que el silencio nos hace sentir incómodos casi a todos; por cierto, creer que uno siempre sabe qué decir, es motivo de conflictos pequeños y otros de talla mundial, ahí tenemos al presidente electo Donald Trump y la sarta de desaciertos que a diario profiere con un orgullo sólo equiparable del tamaño de su ignorancia.

Y la ignorancia, junto con la arrogancia son quizás las peores consejeras de quien desea responder. Ninguno de nosotros tiene la verdad absoluta e imponer nuestro punto de vista sobre un tema o situación desconocida es muy grave. El mejor ejemplo son las recomendaciones médicas; si a uno le comentan sobre alguna dolencia o enfermedad, lo más seguro es que sólo se busque comprensión, no una receta de brebajes, pócimas o medicinas; sin embargo, todos tenemos algo en nuestra “vasta experiencia médica” para ahorrarle la visita al médico al amigo o al familiar.

Los padres de familia somos especialistas en dar sermones, peor que en misa de domingo, ante los problemas de los hijos, entre las ganas de educar y la lúdica idea de que son fotocopia nuestra, les decimos no sólo qué hacer, sino también cómo, cuándo y por qué, además de las terribles consecuencias de desafiar la sabiduría del progenitor; como si esa se instalara en nuestro disco duro al momento de nacer los hijos.

Quienes desarrollar la sensibilidad y empatía necesarias para escuchar, se verán muy solicitados por sus núcleos sociales, porque es cierto, no se les encuentra fácil y si se cuenta con ellos se les explota. Son tal vez las personas con mayor dificultad para ser escuchadas, todos están tan acostumbrados a contarles cosas que no se les presta atención cuando nos quieren contar algo.

Ellos son quienes menos objeciones tienen para pagar un psicólogo y ser escuchados, de poder hacerlo, ellos también cobrarían por el valioso trabajo de escuchar y ayudar a los demás a depositar las cargas de la vida diaria sobre sus hombros.

Como recomendación y casi súplica, si alguien les platica algo no empiecen a planear la respuesta antes de siquiera haberlo terminado de escuchar, en cierto momento va a pasar sólo una cosa: se va a quedar en silencio; es entonces cuando uno debe de actuar. Yo sugiero:

  1. Quedarse callado y esperar a ver si tiene algo más que decir.
  2. Preguntar amablemente si le gustaría ayuda con la situación en cuestión.
    1. Expresar su opinión sin tono aleccionador ni como receta a seguir.
    2. Si no sabe qué decir, por favor, no ande inventando.
    3. Cuando sí sabe qué decir hágalo sólo si se lo piden.
  3. Muestre respeto en todo momento, sonría si amerita, ofrezca consuelo en caso necesario.
  4. Siempre, siempre escuche mirando al otro a los ojos, aun si él o ella no lo hacen.
  5. Y por más veces que diga: “Sí te estoy escuchado”, cuando uno mira al teléfono celular, televisión, tableta, libro o a la mosca que voló, la realidad es que uno no está escuchando, uno está faltando al respeto al otro.
Crédito de imagen del encabezado:
Photo credit: <a href=»https://www.flickr.com/photos/garryknight/11240024613/»>garryknight</a> via <a href=»https://visualhunt.com»>Visual hunt</a> / <a href=»http://creativecommons.org/licenses/by/2.0/»>CC BY</a>

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