Los otros derechos de los niños.

Los derechos del hombre se redactaron allá en la consumación de la Revolución Francesa, después se vino la lucha por el reconocimiento a los derechos de las mujeres a principios del siglo XX. En el caso de los derechos de los niños, esta propuesta se inició en 1924 pero no fue sino hasta el 20 de noviembre de 1989 que fue adoptada de forma unánime en la ONU. Es el tratado más ratificado de la historia, con 192 países al día de hoy; sólo faltan Somalia, quien carece de un gobierno establecido y los Estados Unidos, quienes, de acuerdo con la Página de preguntas frecuentes de la ONU (1), no lo han hecho porque todos los tratados que firma son analizados de forma exhaustiva y no revisan más de uno a la vez. En este momento llevan 17 años discutiendo si se va a ratificar la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. Caray, no sé qué decir a este respecto, así que por el momento volvamos a los niños.

Al tener el periodo de crianza más prolongado de todas las especies animales del planeta, es cierto que hay mucho por hacer y las responsabilidades de los progenitores son numerosas. De nosotros depende su primera instrucción, su seguridad física y emocional, al igual que su integración al mundo social, primero en casa y luego al exterior. Como padres ayudamos en la transmisión del lenguaje y la cultura; dando nuestro toque personal, ya sea apoyando a un equipo de fútbol en particular o con alguna frase o palabra distintiva de la familia.

La aplicación los derechos de los niños debe empezar a gestarse en el hogar y no dejarlo a programas de gobierno o a situaciones de crímenes graves. Es en este trato diario que podemos aplicar otro tipo de apoyo al desarrollo de los niños enmarcado en un espectro de derechos muy importantes y muy ignorados por la mayoría de los padres y adultos a cargo del cuidado de los infantes.

Detrás del consabido: “Sólo son niños”, se esconde un mar de agresiones involuntarias (en el mejor de los casos). Ahí tenemos el respeto a la opinión de los hijos, el cual es inexistente bajo la sombra de la autoridad de los padres y de la noción de incapacidad e ignorancia que se atribuye a los menores de edad. En efecto, la opinión de los hijos sobre cómo se debe gastar la quincena no siempre es buena idea, pero sí lo es dejarlos opinar y decidir sobre los artículos que vayan a ser de ellos, como el sabor del jugo, el color de la pijama, la portada de los cuadernos, etc.

Los niños y las mujeres se ven sujetos a un tipo de violencia en donde se les hace invisibles, esto quiere decir que el hombre toma las decisiones en casa con respecto a todo: salidas, vestido, diversiones, amistades, gastos, estudios, religión, música y por supuesto los castigos. Esta omisión es doblemente grave en el caso de los niños, ya que la sufren a manos de todos los adultos a su alrededor. De ahí la importancia de las consultas públicas dirigidas a los niños que se dan en periodos electorales.

Como padres y maestros es muy difícil no reírse o sentir ternura por este o aquel comentario, es más, no sólo nos vamos a reír, también se lo vamos a contar a todos durante muchos años para compartir aquella ocurrencia. Es de verdad parte del amor que nos tenemos y para muchos padres de familia, no hay reunión completa sin relatar las anécdotas familiares; todos nos hemos visto sujetos a esas situaciones y hemos contraatacado con hermanos, hijos, etc.

Ya que es prácticamente imposible evitarlo debemos intentar fortalecer otras áreas de la autoestima en construcción. En este departamento, el respeto a las opiniones es fundamental y si nuestro hijo o hija expresan su sentir sobre algo, lo último que deberíamos hacer es soltar la carcajada (eso lo podemos dejar para cuando estemos a solas). Cuando a uno lo toman en cuenta, no importa nuestra edad nos sentimos bien con nosotros mismos y valoramos más a quien nos haya apoyado. Al poner atención a los comentarios y opiniones de los infantes estaremos dando los siguientes mensajes:

  • Tu opinión es importante.
  • Está bien que expreses tu sentir.
  • Te estoy prestando atención.
  • No te interrumpo.
  • Te doy tu lugar.
  • Me importa lo que dices.
  • Cuando alguien habla, la otra parte escucha en silencio.
  • Puedes confiar en mí.
  • Aun si estás triste o enojado puedes ser escuchado sin ser juzgado.
  • Puedo no estar de acuerdo contigo y seguirte queriendo.
  • Puedes no estar de acuerdo conmigo y no me voy a enojar.
  • Tienes derecho a ser escuchado y que tu opinión se respete.

Esas son sólo algunas, las que se me ocurrieron mientas reflexionaba sobre este tema; dependiendo de la edad del infante y la circunstancia, el efecto va a ser más o menos profundo en ellos y en nosotros.

Lo que es innegable es el futuro de una generación de niños a quienes se les permita expresarse y ser escuchados, a quienes se les vaya acostumbrando a respetar las opiniones de los demás y a exigir el respeto a las suyas. El impacto en cuanto a la disminución del acoso escolar, el respeto de género y el éxito en el trabajo en equipo, serán visibles antes de que terminen la primaria.

¿Se imaginan cómo funcionaría el Senado y la Cámara de Diputados con los egresados de este tipo de educación?

Pues piensen ahora que estamos en la posibilidad de lograrlo con sólo dar a los niños el trato digno y respetuoso al que tienen derecho.

Crédito de imagen del encabezado: Unsplash.
  1. Unicef (2016). Convención sobre los Derechos del Niño. Recuperado el 8 de noviembre de 2016 de: https://www.unicef.org/spanish/crc/index_30229.html